Vestir azules y salir a la mañana. Ponerme ese vestido, el azul con flores amarillas, verdes, turquesas y naranjas y sacarme las ganas floridas. Emprender un vuelo en la vereda cubierta de cenizas, y contrastar azules con gris.
Despeinarme un poco, aunque mi pelo siempre tienda a ordenarse, a caer, lacio, muy lacio y pesado sobre mi cara (tender al deslizamiento…) O atarlo, ahora que puedo, ahora que creció y se deja sujetar, apresar, acariciar por sus manos que logran adormecerme al primer contacto. Como cuando era chica y pedía cosquillas en la espalda o caricias en el pelo para dormirme.
Vestir azules y avanzar desprestigiando lo neutro. Pero azul de fondo, sólo de fondo, porque encima están ellas, aromatizando mis pasos, prometiendo frescura, y allí, desato dedos y anudo intersticios. Desando recuerdos y abro cajones. Cierro los ojos y algo se abre.
2 comentarios:
tus ojos tienen mucho de esas cosquillas en la espalda, el pelo lacio y las flores quedan suspendidas de fondo!
Mis ojos...sos tan amorosa Nati! encuentro mucho placer en leerte, siempre (gracias).
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