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“La saciedad existe, y no me daré tregua hasta hacer que se repita: a través de todos los meandros de la historia amorosa me obstinaré en querer reencontrar, renovar, la contradicción-la contracción-de los dos abrazos.” Roland Barthes; Fragmentos de un discurso amoroso.
Pienso en el frío y como allí todo se cristaliza. Pienso en el frío abriendo y cerrando las manos, apoyando mis labios y soplando hasta que otras manos vienen y se cierran allí, justo donde hay que apretar. Ese frío que te curva la espalda, que te transforma en un ovillo, o en un caracol. Ese frío que te desalienta, porque te quita el aire, la calidez, la calma.
Y después pienso en el abrazo, en la fuerza intempestiva de ese roce trascendente, y completo. Porque ya no cabe nada más después del abrazo: hay allí dos universos contenidos. Un tierno retorno a la infancia, o un erotismo solapado en su contacto. Una vuelta, o un encuentro, ya no importa: en el abrazo se vuelve a ser.
2 comentarios:
Bellísimo Karen!!
Muchas Gracias Andrea
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