sábado, 28 de noviembre de 2009

Nubes en la piel



Me dijo un día, un día de esos en los cuales las tormentas son indetenibles, que los había contado. Sabía exactamente, de memoria, la cantidad de lunares alojados en mi espalda, y en mi rostro. Siete, como si nada, como si todos los días alguien te dijera eso. Son siete.



Me dijo un día, que nunca me lo había dicho. Pero que lo supo siempre. Cada detalle, cada porosidad, cada estría, cada pocito de celulitis! (pensé después).



Me dije un día, que es tan difícil imaginar lo que el otro ve de uno, y peor aún, lo que no se atreve a descubrir. Es tan difícil adivinar, divagar en un discurso imaginario lo que el otro calla, pero sólo porque no se manifiesta en el lenguaje. Enroscar como se enrosca un mechón de pelo en el dedo, un universo de miradas que nos tiene por protagonista.



Ser protagonista de la mirada del otro, ser piel y soporte de un vaciamiento disfrazado de silencio, de cosquillas furtivas que lo dicen todo, a quien sepa escuchar humedecido por el habla que susurra.



Y ayer nomás, advertir una vez más, redescubrir, pero de un modo y un no lugar completamente diferente, que aquel a quien he convenido llamar el otro, tiene nubes en la piel.



viernes, 27 de noviembre de 2009

Cuerpo de vacío (o la visión del vacío en los ojos de Hersilia Alvarez)



Languidez aparente de un cuerpo que reposa, y se recorta, se recorta a sí mismo fuera de los márgenes, fuera de los límites y moldes que el mundo de la conciencia impone. Silueta que alberga el vacío que contiene el respirar de un mundo habitado por fantasmas.

(o un mundo que se desvanece porque ya los ha expulsado)

Delicada inconsciencia, la de desentendernos del espacio y el tiempo, e ignorar en un sueño eterno las fibras en rizomas que se escapan de las venas del desesperar. Las venas que nos crecen desmedidamente, contaminando lo que ya nos contamina. Las venas que ya no sangran, porque lo líquido es sinónimo de vida, y lo rojizo nos enciende los sentidos. Las venas que ahora se pierden y se secan al contacto de un aire que ya no es aire, porque ya no hay un respirar.

(y sólo nos queda respirar-nos)

Engañoso lenguaje que disfraza a la naturaleza de natural. Engañoso lenguaje que nos come y se hace comer, mostrando la manzana originaria, haciéndonos desear. Y el deseo en realidad ha sido forjado en torno a una nueva figura fantasmática: la fruta que ya no es prohibida sumerge al propio cuerpo en el más absoluto estado de descomposición.

(y conocer nos puede despertar, y morder nos puede hacer sangrar, y tragar nos va a evidenciar)



La imagen se titula "Genéticamente contaminados", y fue gentilmente cedida por su autora, la fotógrafa y amiga (entre muuuchas otras cosas) Hersilia Alvarez. Actualmente esta obra se encuentra en exposición, a modo de Instalación fotográfica, en "Cultura Pasajera", en la Galería Pasaje Nam de la ciudad de Rosario (Córdoba 954). Puede visitarse haste el 7 de enero de 2010.
El texto es mío (Hersilia me invitó a su escritura), y forma parte del catálogo de la muestra.
Gracias, Herse...