viernes, 30 de octubre de 2009

El regalo del olvido (o de cómo nos premia la memoria con su falta) Para Maxi

¿Aparecer en una escena implica estar siempre de acuerdo con ambas, con la escena, y por ende, con la aparición en ella?

Que el nombre no esté, o que esté desfigurado y rasgado por la tinta más impune de la historia, es un premio, y un castigo.

Pero la desaparición forzosa hace que la presencia sea desmedida en la escena no querida, y en las más ansiada y buscada, también.

Por ello creo que preguntarse por la abstención que el otro hace al no pronunciar ni con su voz ni con su letra nuestro nombre, es igual a saberse ya, de antemano, ubicado en el lugar en el que todo terror nos instala: la premacía absoluta.

A veces los que creemos castigos, nos premian con una ausencia que estalla en mil fragmentos de memorias, que no pasarán al desdén de ninguna historia.

A veces (siempre) estos castigos de aquellos que esgrimen discursos solapados de tan evidentes (o evidentes de tan solapados), nos regalan algo muy preciado: saber que nos tienen más que presentes, saber que el borramiento les pega de atrás, en la oreja, y luego en la mano, que duele de tanto borrar.

Saber que aunque no quieran, estamos.


viernes, 23 de octubre de 2009

jueves, 8 de octubre de 2009

Mil grullas (Para G.)



"Quien pretenda recordar ha de entregarse al olvido
, a ese peligro que es el olvido absoluto y a ese hermoso azar en el que se transforma entonces el recuerdo" Maurice Blanchot





Qué es lo que se pide olvidar? las marcas siguen estando y hablan su presencia, y el olvido inaudito y azaroso que uno suele reclamar, se asoma encaramado a la ventana sin paisaje de la ausencia. Qué es lo que se pide recordar? las marcas que estuvieron se solapan, se hace sobre ellas una costra que hay que rasgar hasta que sangre para ver por detrás de una herida que nos dice adiós. Creo que sangrar duele tanto como cicatrizar. Creo que dejar ir una herida que habitó una carne cálida y acogedora disfrazada de agonía, duele tanto como darse cuenta que ya no hay dolor al que aferrarse más que al dolor.Justificar a ambos lados Y creo, indefectiblemente, que hay marcas que piden existir sólo a través de su evaporación, pero no en el sentido de una desaparición, sino con la certeza de que uno jamás las ha negado, sino que, por fin, las ha atravesado. Y atravesar la marca es consolarla primero, y despedirla después. Y atravesarla es haberla ya incorporado, y ser un aparecido en el propio paisaje, ese que ahora está pleno, y sabe, sabe que mil hojas secas son mil grullas a punto de volar.