En el
teatro kabuki* los cambios de escenografía
se realizan en medio de la ejecución de la obra. De repente aparecen los kuroko
(黒子), pequeños hombres vestidos de
negro de pies a cabeza, y rápidamente comienzan a quitar y agregar distintos
elementos a lo largo del escenario. Lo inverosímil, es que estos hombrecitos aparecen
en medio de los personajes y circulan sin ser “notados”: es decir, para los
espectadores y para los mismos actores son “invisibles”. Pero están allí, uno
los ve, los acompaña con los ojos siendo testigos de la incorporación o
ausencia de cada nuevo objeto.
Doble engaño: sabemos que están, hacemos como que no,
cerramos los ojos sólo para imaginar un lugar vacío o un lugar atestado. Los
abrimos para asistir a la magia de lo nuevo. Los vemos deslizarse en su propia
oscuridad. Pero algo se nos hace fosforescente: en un momento dejan de estar.
*forma de
teatro japonés tradicional caracterizado por un drama estilizado y el uso de elaborados
maquillajes por parte de los actores
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