Anoche Cris me tiró las monedas del I Ching que tengo en casa. Hacía tiempo que no lo hojeaba, e investigándolo me encontré con el maravilloso poema de Borges, Para una versión del I Ching...
El porvenir es tan irrevocable
como el rígido ayer. No hay una cosa
que no sea una letra silenciosa
de la eterna escritura indescifrable
cuyo libro es el tiempo.
Quien se aleja de su casa ya ha vuelto.
Nuestra vida es la senda futura y recorrida.
El rigor ha tejido la madeja.
No te arredes. La ergástula es oscura,
la firme trama es de incesante hierro,
pero en algún recodo de tu encierro,
puede haber una luz, una hendidura.
El camino es fatal como la flecha.
Pero en las grietas está Dios, que acecha.
como el rígido ayer. No hay una cosa
que no sea una letra silenciosa
de la eterna escritura indescifrable
cuyo libro es el tiempo.
Quien se aleja de su casa ya ha vuelto.
Nuestra vida es la senda futura y recorrida.
El rigor ha tejido la madeja.
No te arredes. La ergástula es oscura,
la firme trama es de incesante hierro,
pero en algún recodo de tu encierro,
puede haber una luz, una hendidura.
El camino es fatal como la flecha.
Pero en las grietas está Dios, que acecha.
1 comentario:
bien borgeano, por otra parte, el mismísimo I Ching
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