jueves, 13 de diciembre de 2012

Estar lejana










Cosas que aunque lejanas son próximas
El paraíso.
La trayectoria de un bote
Las relaciones entre un hombre y una mujer.
Sei Shônagon; El libro de la almohada.


La proximidad o la distancia de los cuerpos entre sí depende de la relación que el propio cuerpo establezca con su intimidad. Para ella estar lejos era en realidad estar próxima, más inserta que nunca en el cuerpo del otro, encarnada en una piel que de repente era la propia por adopción, sin por ello perderse en su forma. Nos damos la mano y creemos poner una distancia, pero en realidad nos estamos tocando, rozamos al otro y nos preguntamos cómo será estar ahí, en esa piel. Ella establecía la misma relación con los objetos. Primero se constituían en meros útiles, seres a la mano sometidos con un propósito. Hasta que poco a poco empezó a descubrir que entre ella y los objetos no había resistencia, sino prolongación. Su propio cuerpo empezó a reconocerlos como miembros visitantes primero, y como partes de ese todo que era su cuerpo después.   
Ella y sus objetos se fundían en determinados tiempos, en espacios precisos. Eran convocados a lo sagrado del acontecimiento, provocando una escisión imperceptible y duradera. Su mano de repente era un cucharón que arrojaba agua una y otra vez sobre una olla con el único propósito de reproducir el sonido de una cascada. Y mágicamente, la cascada aparecía allí, en su cocina. Salpicaba los platos, la heladera, inundaba la casa, recorría los pasillos de su historia, y volvía a la olla, como si nada, como si todo.
Degustaba dulces bombones antes del té, para resaltar aún más lo venidero, para jugar al anfitrión que ha pensado en todo, porque todo es para el otro. No importa más que el otro, al cual se le regala ese pedazo de nuestro ser al invitarlo a compartir nuestro espacio, nuestro tiempo, y nuestros objetos. Invitamos al otro a compartir su cuerpo con el nuestro. Invitamos al otro. Ella invita a ese otro para reconocerse, y devolverse prístina, una vez más, a su cuenco, vacío, pleno, ausente, lejano. Ella busca estar cercana, busca estar en los ojos de aquel que pueda albergarla, sin resistirla.

2 comentarios:

Melisa N. dijo...

Me erizó la piel este escrito... sutil y a la vez llenisimo de sensaciones para imaginar. Es tuyo?

Karen dijo...

Es mío...va enlazado a los dos anteriores.
gracias!