Mi cuerpo es lo contrario de una utopía, lo que nunca está bajo otro cielo, es el lugar absoluto, el pequeño fragmento de espacio con el cual, en sentido estricto, yo me corporizo.
Michel Foucault, El cuerpo utópico.
Un libro infinito que hable de los límites
del cuerpo. Un libro de arena que dé cuenta del hiato que se abre entre el
cuello y las uñas de los pies. De lo más sensible a lo más rígido, de lo
marcado a lo virgen. De lo que murmura sí, de lo que grita no. De lo que
oscurece los ojos, de lo que obstaculizan los aromas, de los viajes que
proponen las yemas de los dedos. Un recorrido que cartografíe los finales. Eso.
2 comentarios:
Como cuando el silencio es posible
y las palabras empiezan a temblar.
exacto! beso
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