Tantos
maquillajes
y perfumes
incendiados
no pueden,
a veces,
cubrir un
cuerpo
que se sabe
leve
danzarín
volátil
tantas
pestañas que se arrojan al abismo
y que son
imposibles de ondular
no podrán
esconder un mundo
detrás de
las pupilas
y esta
mordaza al lenguaje, que son los labios
no podrá
(nunca) resistir la fuerza de este grito
el que se
sabe mudo,
acariciado.
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