
Languidez aparente de un cuerpo que reposa, y se recorta, se recorta a sí mismo fuera de los márgenes, fuera de los límites y moldes que el mundo de la conciencia impone. Silueta que alberga el vacío que contiene el respirar de un mundo habitado por fantasmas.
(o un mundo que se desvanece porque ya los ha expulsado)
Delicada inconsciencia, la de desentendernos del espacio y el tiempo, e ignorar en un sueño eterno las fibras en rizomas que se escapan de las venas del desesperar. Las venas que nos crecen desmedidamente, contaminando lo que ya nos contamina. Las venas que ya no sangran, porque lo líquido es sinónimo de vida, y lo rojizo nos enciende los sentidos. Las venas que ahora se pierden y se secan al contacto de un aire que ya no es aire, porque ya no hay un respirar.
(y sólo nos queda respirar-nos)
Engañoso lenguaje que disfraza a la naturaleza de natural. Engañoso lenguaje que nos come y se hace comer, mostrando la manzana originaria, haciéndonos desear. Y el deseo en realidad ha sido forjado en torno a una nueva figura fantasmática: la fruta que ya no es prohibida sumerge al propio cuerpo en el más absoluto estado de descomposición.
(y conocer nos puede despertar, y morder nos puede hacer sangrar, y tragar nos va a evidenciar)
El texto es mío (Hersilia me invitó a su escritura), y forma parte del catálogo de la muestra.
Gracias, Herse...
2 comentarios:
gracias Karen!! besos
Siempre es un placer...besos
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