Está a la vista y es
negra, cuadradita, manuable, cómoda, atractiva, útil, ni muy grande ni
demasiado pequeña, ideal para meter en los bolsillos. Está ahí. Desde hace
tiempo. Y yo no sé si alberga más sentido y más palabras. Y yo no sé si la que
está ahí es la misma. Y yo no sé si está ahí para ofrecer recuerdos u olvidos.
Pero está ahí. Hace mucho.
Y adentro estuve yo, o mi
ideal de yo, o lo esperable de mí. Me pregunto de qué modo estoy allí ahora, me
pregunto si estoy o sigo siendo esa espera conmemorada, ese silencio abrumador,
ese amague de palabras nunca pronunciadas…
Me pregunto si en esos
trazos que sólo esperaban una respuesta (cualquiera) está hoy vivo el recuerdo
de esa espera. Me pregunto si naufragan esos deseos que parecían imposibles y
que una noche pronunciaste sin esperar siquiera una escucha.
Qué pasa hoy con el deseo
realizado, qué pasa con lo dicho al viento y lo que llegó a destino. Qué pasa
con la estancia amorosa de ese objeto en la repisa, a la vista de todos, a MI
vista, sin que siquiera me anime a espiar.
Qué pasa con esa historia
que cabe en tu bolsillo.
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