domingo, 7 de noviembre de 2010

Bordes

“¿Quién dice

que se nos murió todo

cuando se nos quebraron los ojos?

Todo despertó, todo comenzó.”

Paul Celan.


Quien sabe del horror escribe no sólo con su experiencia a cuestas,


no sólo con el dolor de saberse irreversible,


también lo hace sabiendo que hay una herida inabordable,


que se mete en el vientre y se acuna en el ombligo del tiempo.


Pero quien habla de su horror me apuñala los ojos,


me detiene el habla, esculpe mi silencio, lo moldea,


hasta hacerlo posible.


Y él puede al fin nombrarlo, y me pide respeto.


Que respete su horror.


Y me asomo a sus bordes hechos de vacío,


y paseo mis talones por lo irregular de sus formas,


y asomo la nariz para intentar oler una historia


que no es mía, pero que compartimos.


Y aprendo.


Aprendo como nunca,


que hay lugares del otro,


desvanecidos, rotos, solitarios.


Pero también aprendo,


que igual puedo,


sentarme en los bordes,


y dejar colgar mis pies.

2 comentarios:

jime rivas dijo...

Hay lugares del otro desvanecidos, rotos, solitarios. Pero, qué bueno que andes asomando las narices a esos relatos, es un gesto maravillosamente contenedor, como darle un pañuelito descartable a alguien que llora en un pasillo. Esto, es un gracias no sólo por el texto sino también, por lo antes mencionado. Espero que siempre puedas tener los pies relajados. Abrazo

Karen dijo...

Gracias Jime...las gracias no son necesarias. También quiero que mis pies sigan colgando en todos los abismos, así, despreocupada y contenedoramente.
beso