martes, 30 de marzo de 2010

真っ黒黒すけ Makkuro Kurosuke (Los duendes del polvo)


"El que detesta esta vida

debe amar

la flor del cardo."

Shiki

Miro mis recuerdos de viajes, de estancias, y de despedidas. Lo veo y me mira, de repente, con sus ojos blancos, y gracioso, se asoma entre la maraña de pelitos negros y parados, un punk nipón que se coló en mi valija de historias.

Ya nos habíamos conocido. La primera vez en Sen to Chihiro no kamikakushi (El viaje de Chihiro, la película animada de Miyazaki), la segunda vez me enamoré perdidamente de él, y fue en Tonari no Totoro (Mi vecino Totoro, otra película animada de Miyazaki). Los Makkuro Kusosuke (la traducción sería algo así como “algo muy negro y oscuro”), o también llamados Susuwatari[1], son pequeños duendes hechos de polvo u hollín, que se encuentran en las casas deshabitadas. Viven en madrigueras invisibles que ellos mismos construyen, y convierten todo lo que ven a su alrededor en polvo. Se arrastran por el suelo y las paredes, y se esconden en lugares imposibles de limpiar, como detrás de armarios o muebles pesados. Algunos sostienen que el único modo de librarse de ellos es riendo a carcajadas, otros, mucho menos considerados, que hay que gritarles “fuera! o les quitaremos los ojos!”. Contrario a lo que se podría pensar, estas pequeñas criaturas son muy graciosas y tiernas, tanto, que conservo esos peluches como una de mis posesiones más preciadas, más que nada, por su feísmo. Un feísmo que se encuentra envuelto en un halo de preciosidad y de perfección inaudito. Un feísmo tan delicadamente desagradable, que no queda más remedio que adoptarlo en todas sus formas.

Pensar, crear, y creer en seres maravillosos cuya proveniencia tiene que ver con la suciedad, del mismo modo en que la blanca flor de loto surge y crece en el pantano más pestilente.

Y este feísmo me recuerda siempre a Shiki, el “poeta doliente” (llamado así por sufrir terribles dolores debido a una enfermedad incurable), o “poeta del feísmo”. Y podría, sí, definir el feísmo como el tratamiento poético de temas que son “aparentemente” desagradables. Pero podría también definirlo como la poesía que intenta ver la belleza en aquello no convencional, o que intenta ver la belleza y decirnos, muy bajito, al oído: ¿y si lo bello fuera lo que no queremos ver?


“¿Vienen a picotearme los ojos?

Aún vivo, revuelo de moscas”.

Shiki.


[1] En el primer caso la denominación se refiere a pequeños duendes hechos de polvo, y en el segundo, de hollín.


8 comentarios:

Ana Miravalles dijo...

impresionante. estas leyendas e historias, extrañas en general a nuestra imaginación, me gustan mucho. gracias!

karen dijo...

Gracias Ana! lo alieno es siempre lo que más atrae, no?
besos

Marcelo Díaz dijo...

Me encantaron esos duendes cuando los vi en Chihiro, pensé que eran un delirio de Miyazaki! Me gustó mucho este texto. Hay algo, además de encontrar la belleza en lo aparentemente feo, de muy interesante en los lugares largamente deshabitados... llegar a un lugar ocupado sólo por el polvo pero que guarda las marcas de haber sido habitado es sobrecogedor, te hace sentir frágil.

Karen dijo...

Sí, Marcelo, comparto lo del sentimiento de fragilidad... pienso, a veces, que quizás tenga que ver con la posibilidad de nuestra propia historia desarrollándose en la imaginación de aquellos habitantes deshabitados, ya despojados de su hogar por el tiempo, y la de nosotros parados allí, en medio del polvo, como queriendo ver hacia atrás.
Gracias por tu visita

Davide dijo...

Please delete my image from your blog, you didn't even wrote my credits.

It belongs to my flickr account
http://www.flickr.com/photos/dcassaa/397696572/

This image is all rights reserved
Davide

Karen dijo...

I`m sorry, Davide. I didn`t know it was your picture. It has been already deleted.
Karen

Chivi dijo...

Me enamoré de tu post. Estaba buscando más información sobre estos duendes y llegué aquí. Me encanta la forma en la que escribiste, transmite mucho de todo!
Un beso :)

Karen dijo...

Gracias Chivi! besos