martes, 20 de marzo de 2012

Mirar nada


No mira nada; guarda en su interior su amor y su miedo: eso es la mirada.

Roland Barthes.



Volver a ella, a mi mirada


desempolvarla, soplar esas pelusas adheridas a las pestañas infinitas y


rectas que tienen su nombre


curvar ese camino desvencijado, tocar con las yemas de los dedos la poesía

frágil que se esconde en las pupilas


confiar en ella


saber que la ceguera es cubrir el rostro con las manos y entreabrir los dedos

dejando que se cuele la parcialidad del mundo


entornar los ojos y con ellos los días, bajar de a poco la persiana que nos

cubre de la luz que lastima


sentir el alivio de la lluvia leve en el cuerpo,


esa que refresca y nos hace abrir los brazos


confiarle a ella la cajita despintada donde guardo mi amor y mi miedo,


pero antes cortarme bien las uñas para no descascararla


bajar las manos y saber que el silencio y el bloqueo ya no son necesarios


que es demasiado lo que hay


lo que hubo


lo que habrá


para que otro hable, escriba


(o calle)


su rencor.

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