miércoles, 30 de marzo de 2011

Habitarnos


Sólo si somos capaces de habitar podemos construir.

M. Heidegger.


Recostada sobre el piso del espacio, hoy vacío, que supimos habitar, miro el techo pincelado. Y decido dejar algo nuestro, mío, tuyo, allí. Unos clavos contenedores, una pared un poco despintada, una hebilla olvidada dentro del armario. Algo. Algo para que el otro sepa, sienta, vea, perciba, que estuvimos.

Y ahora estar de nuevo, nuevos, y habituarnos a ocupar, y ocupar-nos.

(llenarnos del espacio de otros, hasta que sea nuestro)

Porque aún lo “ocupamos”, como instrusos, como espías receptores de un aroma a pintura demasiado fuerte, demasiado eyector. Pareciera que las paredes peladas expulsan todavía cualquier intento de pertenencia, pareciera que los ruidos con historia estrenan nuestra paciencia, y la ponen a prueba.

Y probarnos a nosotros mismos. Probar que seguimos construyendo mil espacios, para albergar mil narraciones, y poder, una vez más, habitar.


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